El mayor duelo político
De toda la vida, los políticos no se han limitado a la arena política para desacreditar a sus rivales. Lo que pasa es que ahora todo se queda en una bronca en el congreso, en un plató de tele o en twitter. Pero hace 215 años, las cosas no funcionaban exactamente igual, y no sólo porqué no existieran ni la televisión ni las redes sociales
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Alexander Hamilton era uno de los políticos más destacados de los recién creados Estados Unidos. Había conseguido superar sus orígenes humildes para llegar a ser uno de los Padres Fundadores de su país. Hamilton era tan inteligente como ácido en las críticas contra sus rivales políticos. Y de todos ellos, a uno de los que más detestaba era a Aaron Burr, que era el vicepresidente de Estados Unidos ese 11 de julio de 1804. Pero el tema es que Hamilton, con sus ataques, había conseguido que no llegara a presidente, y también había frustrado su intento de ser gobernador de Nueva York.
Al no tener Twitter, cuando Burr se enteró que Hamilton había estado hablando mal de él en reuniones sociales, le mandó una carta pidiendo explicaciones. Se intercambiaron varias cartas y Burr le pidió a Hamilton que diera su palabra de que nunca había hablado mal de él. Hamilton, que sabía muy bien que lo había dejado peor que Rivera a Sánchez, se negó. El siguiente paso es lo que os sorprenderá. Burr exigió resolver sus diferencias en un duelo, que es lo que tuvo lugar ese 11 de julio.
Aunque los detalles varían según las fuentes, parece ser que Hamilton, que le tenía manía a Burr pero no como para matarlo, disparó al aire. Burr, en cambio, no dudó, le disparó en el estómago a Hamilton, que murió dos días después. Al ser los duelos ilegales y Hamilton un héroe nacional, Burr también se convirtió en un cadáver, en su caso político.
Por suerte, algo hemos evolucionado, y la mayoría de políticos, con la excepción de algún cenutrio, no van armados por la vida.