¿Alguien tiene un mapa?
De las cartas de navegación a los GPS. La historia de la cartografía a través del cine.
Madrid
Miles de personas organizan parte de sus vidas en función de un mapa; el que incluye a toda La tierra, el que construyen los satélites de posicionamiento, americanos, europeos, rusos y chinos. Son jugadores de geocaching. Paqui Ramos acepta convertirse en geocacher de un juego geográfico, real, que puede conducir a lugares hermosos, peligrosos, casi siempre inesperados.
Ken Jennings, divulgador que connvirtió hace pocos años en superventa su estupendo ensayo sobre geografía, Un mapa en la cabeza recoge casos de cierta obsesión, como el de un "tesoro" oculto en la Costa de los Mosquitos de Nicaragua que llevaba cinco años en la selva sin que nadie lo hubiera encontrado.
Geografía, mapas antiguos, geodiesia.... El ambiente de Marcos Pavo López, ingeniero del Instituto Geográfico Nacional, y uno de los responsables de las exposiciones en La casa del Mapa, que nos ayuda con un mundo de emociones y problemas... Al volverse plano.
El cine llena nuestra memoria de planos para facilitarnos la comprensión de sus historias, pero en la realidad diaria no muchos interpretan adecuadamente lo que ven en un mapa, y hasta se ha convertido en un elemento supuestamente diferenciador entre el cerebro femenino y el masculino. ¿Biología evolutiva o entrenamiento?
Hace 500 años de la primera vuelta al mundo, unos cien de que se cartografiara la última y helada parte del planeta, y 13 que un humorista americano convenció a dos de sus fans para convertir la tierra en el bocadillo incomible más grande posible, para los que viajaron al centro de España.
Mapa era solo el lienzo que dejaba caer el organizador de las carreras en el circo Máximo de Roma para iniciar la salida al tocar el suelo; Google aspira en pocos años a que La tierra esté completamente mapeada a escala de un píxel por centímetro cuadrado; la geolocalización salva cientos de vidas tras grandes terremotos como los de Haití y filipinas. Continuamos sin poder prever donde vamos, pero hay que esforzarse para no saber donde estamos.