Las vergüenzas, al aire

Madrid

Hay cosas que todo el mundo sabe, pero que siempre es bueno recordarlas, para saber con qué gentes nos jugamos los cuartos. Un buen ejemplo: la paparrucha de la lista más votada y la coalición de perdedores, con la que el ínclito pimpollo Casado nos dio la tabarra durante meses, prácticamente hasta anteayer, secundado por su compadre Rivera, y ayudado por toda la plana mayor del PP, desde las desaparecidas en combate Dolores Cospedal o Sáenz de Santamaría hasta el mismísimo Mariano Rajoy.

Hoy, que solo podrán gobernar gracias a aliarse con los perdedores Ciudadanos y Vox- Vox, ahí es nada-, aquella bobada ha pasado a mejor vida, que donde dije digo, digo diego. Pero que conste que nos acordamos, y por tanto sabemos que son unos señoritos con mucha cara dura, que acostumbran a revestir de beneficios a la patria lo que tan solo les viene bien a ellos.

Y en este difícil atolladero de pactos en el que nos encontramos, convendría que primara la seriedad y un cierto respeto a los ciudadanos. La broma de Rivera de ofrecer pactos a los barones socialistas si reniegan de Sánchez es, además de estúpida, una provocación que solo lleva a la degradación de la política. No cuela ensuciar el campo de juego para intentar tapar sus vergonzosos pactos con la más rancia ultraderecha.