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Festival Cannes 2019

'Los muertos no mueren', los zombies son las redes sociales

Uno de los directores favoritos de los cinéfilos más modernos, Jim Jarmusch, inaugura Cannes con humor negro en 'Los muertos no mueren', una crítica guasona a los hipsters y a los enganchados a los móviles

Luka Sabbat, Selena Gomez, Bill Murray, Tilda Swinton, Jim Jarmusch, Adam Driver y Chloe Sevigny / Gisela Schober Getty Images

Cannes

Los zombis siempre han sido la metáfora perfecta para lanzar a audiencias masivas mensajes políticos sobre la decadencia de la democracia occidental. George A Romero ha sido el gran ejemplo. A él le homenajea y parodia -con cariño- Jim Jarmusch en Los muertos no mueren, la película que ha inaugurado el Festival de Cine de Cannes. A priori es la película perfecta para inaugurar: un reparto plagado de estrellas, humor para empezar un certamen que se prevé sesudo y un mensaje antirracista en una Europa donde la xenofobia cobra fuerza.

El problema es que Jarmusch no arriesga. Jarmusch se ha dedicado en su carrera a romper las normas de los géneros que ha ido tocando, el western en Dead Man, el cine de samuráis en Ghost dog, o el de vampiros. Esta ocasión no iba a ser menos, pero no hay grandes propuestas, más allá de una ruptura de la cuarta pared para incluirse a sí mismo, una burla de los cinéfilos empedernidos y hasta parece que se ríe de uno de sus competidores aquí en Cannes: Tarantino.

De modo que firma una película correcta que no ha disgustado, ha provocado risas, pero aplausos tímidos. Los muertos no mueren tiene intención, aunque quizá su problema es que se ven demasiado. Si para Romero el consumismo de los centros comerciales -pilar básico del neocapitalismo- era la desgracia de la sociedad invadida por zombis, para el norteamericano son las redes sociales, los móviles, los coches de alta gama y hasta las estrellas de Hollywood. Hay mucha retranca en cada cosa que propone y mucho disfrute de un director que ha reunido a viejos amigos en esta película.

Bill Murray, que protagonizó Flores rotas, es ahora un jefe de policía sin muchas luces ni mucha valentía. Forma pareja con Adam Driver, que vino a Cannes con Patterson, la anterior película de Jarmusch. Tilda Swinton está espléndida en una especie de parodia del personaje de Uma Thurman en Kill Bill con pelo de Khalessi. La actriz británica ya sabe lo que es trabajar con Jarmusch, pues hizo de vampira en Solo los amantes sobreviven. También tienen cameos Iggy Pop y Tom Waits y la exestrella adolescente Selena Gómez.

Nacido del underground neoyorquino, el director de Ohio puede presumir de haber sido uno de los realizadores más fiel a sí mismo. Hay otro aspecto curioso de su cine que aquí tiene relevancia, el uso del paisaje urbano. Si en sus primeras películas paseaba a sus personajes por los suburbios neoyorquinos, aquí juega con adentrarnos, como turistas que pasaban por allí, en un pueblo idílico de la América profunda, donde muchos podrían votar a Trump o ser racistas supremacistas y sentarse a tomar café con un negro. El idílico pueblo acaba viviendo una invasión de zombis o, tal vez no, tal vez los zombis siempre han estado ahí, o son los habitantes de un pueblo que no pueden morir porque sus vicios no les dejan, o peor, los zombis somos nosotros, como reconocía en una entrevista el propio creador.

El director de Extraños en un tren o Permanent Vacacion es experto en personajes que transitan el vacío de la existencia; por eso los zombis parecen personajes hechos a su medida. Sin embargo, la película no alcanza la profundidad de obras anteriores, quizá por un exceso de explicación de cada referencia. Decíamos, la apertura casi perfecta para este festival, pero el filme está lejos de rozar la Palma de Oro, premio que se le resiste a Jarmusch.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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