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El hombre que perdió la cabeza por el tabaco

Que el tabaco es malo para la salud hace tiempo que ha quedado establecido, pero tal día como hoy, fue especialmente malo para la salud de uno de los científicos más importantes que ha tenido Francia. Tan malo que acabó con su vida

El hombre que perdió la cabeza por el tabaco

El hombre que perdió la cabeza por el tabaco

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España

Anton Lavoisier nació a mitades del siglo XVIII y es considerado el padre de la química moderna. Es especialmente conocido por su estudio de la oxidación de los cuerpos y como coautor de la nomenclatura moderna de sustancias químicas. Pero como muchos de los pioneros en el mundo de la ciencia, aplicó sus conocimientos y teorías a una gran variedad de campos. En su caso, esto no se puede decir que le diera muy buenos resultados a medio plazo.

Uno de los campos en los que se involucró Lavoisier fue en el del tabaco. No como cultivador, sino actuando en nombre del gobierno para detectar qué tabaco era de contrabando. Viendo que los contrabandistas a menudo añadían ceniza al producto, Lavoisier inventó un método para detectar si esta había sido añadida y en qué proporción. También era común humedecer el tabaco para que pesara más, y sacar así más provecho en su venta a peso. Pero Lavoisier se dio cuenta que un poco de ceniza y una cierta humedad en realidad mejoraban el producto, y autorizó que así se hiciera con el tabaco oficial vendido por el gobierno.

El problema que tuvo Lavoisier es que ese gobierno, el del rey Luis XVI, tenía los días contados. En 1794, cinco años después de la revolución, un tribunal revolucionario sentó en el banquillo a Lavoisier. Entre sus cargos, adulterar el tabaco. Cuando la defensa alegó esto no era cierto y que además era el mejor científico de Francia, la respuesta del presidente del tribunal fue “La república no precisa ni científicos ni químicos, no se puede detener la acción de la justicia”. Y no se detuvo: el 8 de mayo de 1794, Lavoisier fue guillotinado. Como dijo otro científico, Lagrange, el día siguiente: “Ha bastado un instante para cortarle la cabeza, pero Francia necesitará un siglo para que aparezca otra que se le pueda comparar”

De hecho, el propio gobierno le mandó a la viuda de Lavoisier una nota de disculpa un año más tarde, reconociendo su error. No creo que la consolara mucho.

 
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