Pudo ser peor
El PP, gravemente tocado del ala por la herencia de Rajoy, afrontó las elecciones generales desde la táctica, y no desde la estrategia y va a ser muy difícil que, en algo más de veinte días, cambien las cosas
El batacazo del PP y la confusión en la que sus líderes han sumido a su electorado natural, puede ser aún peor en las autonómicas y municipales del próximo día 26. No son pocos los históricos del partido que ha gobernado España durante quince de los 40 años largos de democracia, que avisan de una más que posible perdida de musculatura política del partido que preside Pablo Casado en aquellos feudos que durante décadas han sido sus bastiones. Si se pierde Madrid, o los populares se quedan en posición de ser la muleta de Ciudadanos, justo al revés de lo que ha sido esta legislatura, los cimientos de la sede de la calle Génova se pueden venir abajo como un castillo de naipes. El PP, gravemente tocado del ala por la herencia de Rajoy, afrontó las elecciones generales desde la táctica, y no desde la estrategia y va a ser muy difícil que, en algo más de veinte días, cambien las cosas. No se trata sólo de alejarse de Vox, sino de ser creíble para esa gran masa de ciudadanos de centro-derecha que al sentirse huérfanos llegaron a las urnas como pollos sin cabeza. El centrismo no es una postura, sino una filosofía política. Quizá Feijoo saque unas horas para explicárselo adecuadamente a Casado.