Presos elegidos

Madrid

Cinco de los nueve políticos presos se estrenaron ayer como diputados electos. Con toda normalidad. Para ser parlamentarios efectivos deberán pedir permiso al Supremo, y no será nada raro que lo conceda.

Y por el contrario, la Junta electoral impidió a tres políticos fugados, Puigdemont, Comín y Ponsati, concurrir a las elecciones para el próximo Parlamento Europeo. No porque no sean elegibles en teoría, sino porque no lo son en la práctica, ya que no son residentes en España.

Lo sorprendente en este proceso insólito es la abundante normalidad con que suceden las cosas. La Sala penal del Supremo quería acabar la vista oral antes de las elecciones europeas y municipales, para evitar contagios mutuos. Pero luego se adelantaron al pasado domingo las generales, donde las interferencias podrían haber sido muy superiores. No ha habido ningún incidente ni problema especial. El juicio continúa y ayer declaró hasta el exdiputado Lluís Llach, más conocido como cantautor.

Pero el juicio tiene repercusiones políticas. Los seguidores del expresident fugitivo Carles Puigdemont –del partido heredero de Convergència--han bajado su cuota, de ocho a siete diputados; los del preso Oriol Junqueras –de Esquerra han subido de 7 a 15. Los republicanos han batido a los pujolistas por más del doble, pero estos también han sido derrotados por los socialistas.

Parece que el votante premia a quien afronta sus responsabilidades, como los de Esquerra, y castiga a quien las elude. Los reos del Supremo ganan por goleada a los frívolos de Waterloo. Puigdemont y su delegado Quim Torra apenas existen.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Lecciones básicas de la vida.