Vendetta rastrera

Madrid

Todo movimiento de transfuguismo desprende un tufo desagradable pero las circunstancias que rodean el salto de Ángel Garrido a Ciudadanos lo hacen especialmente indefendible. Su decisión, a cuatro días de las elecciones y dado su papel de alta representación en el PP, es la mayor muestra imaginable de deslealtad.

Es cierto que Garrido había apostado por la candidatura de Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias que ganó Casado pero no manifestó entonces el menor deseo de inmolarse junto a ella. Es más, hasta el mismo día que el PP anunció que no sería su candidato a la Comunidad de Madrid, Garrido se había hartado de decir que le haría mucha ilusión repetir. Por lo que se ve todavía no se había descubierto lo que ayer dijo, que el verdadero centro era Ciudadanos. Garrido había definido a Cs como oportunistas, incoherentes y tontos útiles de la izquierda. Por lo que se sabe su conversión al centrismo naranja se produjo coincidiendo con su descarte como candidato y el escobazo a su equipo, pero seguro que fue por casualidad.

Lo más gordo es que mantuvo su decisión en espesísimo secreto para soltar el trueno cuando más daño podía hacer pues este mismo lunes había firmado ir en las listas del PP a las europeas con el número 4, algo que él mismo había pedido. Se queda en el parlamento madrileño como soldado raso con el número 13 de Cs después de haber sido capitán general con la esperanza de que su presencia inmolada sea denuncia permanente contra su partido. Pero no ocurrirá eso. Quedará como una vendetta rastrera de efímera notoriedad porque para Cs Garrido es solo un fichaje de usar y tirar. Deplorable historia que confirma que el PP madrileño se desagua, recientemente dos cargos municipales se han ido a Vox, y que la derecha ha roto su pacto de no agresión y están a matar.

PD: Sandro Rosell absuelto tras 643 en prisión preventiva, una noticia que se reflexiona sola.