El cortoplacismo o cuando la opción es el pan para hoy

Madrid

"Pan para hoy, hambre para mañana", "las prisas son malas consejeras", "más vale prevenir que curar"...medio refranero español se nos cae ante el avance de una sociedad cada vez más cortoplacista  ¿Con el cortoplacismo nacemos o nos hacemos? Antonio Valdecantos, Catedrático de filosofía de la Universidad Carlos III de Madrid, cree que esta idea se está convirtiendo más en tópico que en realidad, "el hombre  siempre ha pensado en lo inmediato, ahora y antes, es la idea básica de la supervivencia".

Max Weber señalaba que la ciencia es efímera y que el científico se tenía que esforzar porque así fuera. Antonio Valdecantos ve en esta idea una paradoja que nos trae a esta idea supuestamente cortoplacista de nuestro tiempo, "por un lado parece que solo miramos tres centímetros por delante de nosotros, pero a la vez con total frivolidad decimos que el libro de papel morirá en cinco años o organizamos toda la enseñanza en inglés pensando que el futuro será en inglés y adelantando acontecimientos que desconocemos".

Es decir que somos cortoplacistas por naturaleza y miramos al futuro sólo para aquello que nos interesa o queremos que sea de una determinada forma. Y desde luego,  apunta Antonio Valdecantos, para lo que no somos cortoplacista es para mirar al pasado, "no es que nos remontemos a 30 ó 50 años, sino que nos vamos a tiempos de la Reconquista en el debate político, y en asuntos internacionales ahora resulta que desde México se nos exigen disculpas por la conquista de America".  Y lo más curioso es el debate que surge entorno a estos temas, dependiendo cómo se miren los hechos, "si  López Obrador hubiese dicho, vamos a conmemorar estos hechos y a celebrar la hermandad entre los dos pueblos, los que ahora le critican y le llaman imbécil, le hubiesen alabado, y lo que pasó no ha cambiado".

Antonio Valdecantos es autor de "La teoría del súbdito", editado por Herder. En ella pone en duda el concepto de ciudadano y cree que de alguna forma, como en el el pasado con reyes absolutos y autoridades eclesiásticas, seguimos siendo súbditos, "pero de unas fuerzas del mercado que dominan todas nuestras decisiones".