Fusiles, pistolas, bazucas
Dice Abascal: las pistolas, para los españoles de bien, porque ya se acaba "la dictadura progre que pretende que la gente se deje robar, violar y matar dentro de sus propias casas"
Madrid
Espantado tiene que estar Manuel Valls, de susto en susto desde que tuvo aquella extravagante ocurrencia de querer ser alcalde de Barcelona, ante el panorama que se encuentra cada día cuando abre el ordenador y va viendo las mil y una bromas de sus posibles aliados. El minué de Rivera con las listas electorales, tosco pucherazo incluido, ha debido de removerle los higadillos, que quizá ahora atisbe de verdad dónde se ha metido. Aún mayor debe ser la sorpresa con Casado, que un señor con lazo amarillo tira el envoltorio de un helado en Balmes y ya quiere meter el 155. Intolerable. Y Sánchez, un miserable cobarde por no gasear la Ciudad Condal.
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Pero nada como lo de Vox, claro. Demudado, a la vista de que su líder Santiago Abascal quiere que nos armemos hasta los dientes, se supone que con ánimo de que demos salida a esas pistolas o bazucas disparando sobre cualquier cosa que se menee, porque si no se usan, para qué las queremos, les pide de rodillas a Rivera y Casado que por favor, nunca, bajo ningún concepto, vayan a pactar con semejante intelectual. Dice Abascal: las pistolas, para los españoles de bien, porque ya se acaba "la dictadura progre que pretende que la gente se deje robar, violar y matar dentro de sus propias casas”. Pues esos son sus mimbres, señor Valls…