Quisieron evitar el choque de trenes
Josep Ramoneda analiza la declaración como testigo de Íñigo Urkullu en el juicio al procés, en la que ha confirmado la intermediación que realizó entre Rajoy y Puigdemont; la nueva encuesta del CIS que hemos conocido hoy y la fallida reunión entre Donald Trump y Kim Jong-un
Quisieron evitar el choque de trenes
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Barcelona
Rajoy se resistió ayer a reconocer la existencia de mediadores entre su Gobierno y el de Puigdemont en otoño de 2017. Y hoy el lendakari Urkullu ha contado ante el Tribunal Supremo la historia de su intermediación entre el presidente español y el presidente catalán. Por si alguien lo dudaba, ha detallado las reuniones y conversaciones telefónicas en las que participó entre el 19 de junio y el 26 de octubre. O sea que no fue un encuentro ocasional sino una relación de varios meses siempre con el objetivo de evitar la declaración unilateral de independencia y la aplicación del artículo 155. ¿Vamos a entrar en una discusión bizantina sobre la diferencia entre mediar e intermediar, a la que parece que el PP intentará aferrarse? Todo por no querer reconocer algo elemental: que ambas partes tenían interés en buscar alguna fórmula que evitara el choque de trenes. Algo de lo que nadie tendría que avergonzarse porque es lo que la cultura democrática pedía. Y que si fracasó, como ha explicado Urkullu, fue por la debilidad de Puigdemont, incapaz de imponer el cambio de vía a los suyos, y por la renuencia de Rajoy, por miedo a que le acusaran de salirse de la vía constitucional. Moraleja: si la mediación hubiera funcionado hoy estaríamos mucho mejor.
No vamos a dar mayor recorrido a las encuestas del CIS que parecen un poco salidas de carril. Pero más allá de sus extravagancias, la que se ha hecho pública hoy confirma una tendencia que está en otras encuestas. La parte más desmovilizada del electorado ha empezado a despertar ante el peligro de que el tridente de la derecha llegue al poder, Y obviamente el PSOE capitaliza el voto útil para evitarlo.
Una mirada al exterior. El inesperado fracaso de la reunión entre Kim Jong y Donald Trump hace que una sospecha recorra el mundo: ¿ha sido Pekín quien la ha dinamitado? Los amores declarados entre el presidente americano y el norcoreano habrían desatado la ira de China, que considera Corea del Norte como asunto propio. Y Trump se queda sin el éxito diplomático sobre el que apostaba su reconocimiento como estadista. Y eso ocurre en el delicado momento en que el Congreso tumba su decreto de emergencia y, en sede parlamentaria, Cohen, exabogado de Trump para todo servicio, apunta directamente a conductas delictivas del presidente. Dicho de otro modo, el impeachment podría estar más cerca que nunca. Y en la medida en que cada vez parece más improbable que el presidente renueve su mandato, los republicanos podrían tener interés en que Trump cayera.