¿Los dejamos morir?
El Gobierno habrá dilapidado a velocidad de vértigo su imagen responsable de brindar nuestro país como puerto de acogida ante la negativa criminal de otros
Madrid
El Ministerio de Fomento no permite al buque Open Arms salir del puerto de Barcelona para proseguir sus tareas de vigilancia y rescate en el Mediterráneo. La orden de Capitanía Marítima destaca incumplimientos en operaciones anteriores, como el de no desembarcar a los náufragos en el puerto seguro más cercano posible, y aduce que el barco carece de certificados para navegar con náufragos, lo que “compromete la seguridad de la tripulación y de las personas auxiliadas”. La cuestión es que del primer incumplimiento los responsables son los países que no acogieron a los náufragos, y sobre el segundo aspecto, no parece insensato que entre un papel y unas vidas que salvar de una muerte segura se opte por lo segundo.
Veremos cómo acaba este episodio, pero si el amarre forzoso se mantiene, el Gobierno habrá dilapidado a velocidad de vértigo su imagen responsable de brindar nuestro país como puerto de acogida ante la negativa criminal de otros. Es cierto que no puede cargar en exclusiva e indefinidamente con esta responsabilidad. El dilema es qué hacer mientras otros no cumplen y nadie les hace cumplir con sus obligaciones. ¿Los dejamos morir en el mar? ¿Permitimos que eso suceda sin testigos?