Azul y negro. Los colores terapéuticos de 'Duermo mucho'
La artista recalca que nadie es inmune a sufrir una enfermedad mental. Ella lo refleja en su primer trabajo
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Juan Barbosa
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Comunidad de Madrid
Los libros son terapéuticos: ayudan a reducir el estrés, aumenta nuestra inteligencia emocional y, en muchas ocasiones, permiten encontrar respuestas a preguntas vitales. Un libro puede cambiarte la vida o ayudarte a vivir la tuya. A quien lo lee y a quien lo escribe, como el caso de María Manonelles, autora de Duermo mucho. Cuenta a Macarena Berlín que escribir y dibujar fue una manera de poner en perspectiva lo que le estaba pasando.
"Hay que aceptar los límites que tiene cada uno y saber avanzar con ellos"
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María tiene un diagnóstico de depresión, trastorno de personalidad y ansiedad. En 2016, con 20 años, tuvo que ser hospitalizada en un psiquiátrico en el que paralelamente comenzó su trabajo Duermo mucho. Durante su ingreso, que iba para tres días y acabó siendo un mes, la autora se aferró a un lápiz y a un cuaderno que un amigo le había regalado. Así ilustró su día a día y el de sus compañeros, sus pensamientos e ideas.
Cuenta la autora que tenía una voz por dentro que solo le animaba a superarse. Nada le parecía suficiente y un día estalló. Como buena artista, aprovechó este momento para reflejar su situación aunque, en un principio, no se encontraba con ganas para hacerlo. "En ese momento estaba bastante enfadada con todo y pensé en no dibujar nada para demostrar que está muy mal". Asegura que en un solo díase le pasó y así comenzó a exponer todo lo que sentía.
Duermo mucho aparece por primera vez en 2017. Animada por su madre lo autoedita y resultó todo un éxito desde que salió a la venta. Comenta que aunque la autoedición que hizo fue pequeña, en cuanto vendió diez volúmenes pensó que ya era todo un logro.
En el libro cuenta cómo conoce el sentido de la amistad y de la empatía gracias a sus compañeros. Relata que el dibujar a sus compañeros le permitió ir conociéndolos poco a poco, "fueron los que me aportaron más en el ingreso".
El libro fue el proyecto final de los estudios que cursaba María. Tras su presentación, varias personas comentaron a María lo identificadas que se habían sentido mientras esta lo exponía. "Yo no acababa de entender cómo podían sentirse tan identificados. Sin embargo, es una cosa más común de lo que creemos". El problema, según Manonelles, es el estigma que hay alrededor de este tipo de enfermedades. "Vivimos bajo un estigma muy grande, el cual nos hace parecer monstruos, a nosotros, los locos antes que personas. Por eso preferimos callarnos antes que decir nada". Por este motivo, la autora pensó que su historia no interesaría a nadie y tardó en publicar.
En Duermo mucho, María solo usó un lápiz de color negro. Posteriormente fue añadiendo detalles en azul. Cuenta la autora que la elección de esos colores viene básicamente porque los colores del hospital en el que se encontraba eran esos. La autora añade que aparte de pensar que estos colores encajaban bien, también era una manera de ambientar al lector. Califica Manonelles el control de enfermería como el ayuntamiento del hospital, allí es donde acudía para poder sacar punta al lápiz que usaba. Comenta que tuvo que economizar recursos. "Había intentado utilizar más colores pero cada vez que yo quería sacar punta tenía que ir a enfermería".
María sufrió los efectos secundarios de la medicación que estaba tomando, litio. Sin embargo, la artista no se rindió y continuó dibujando. "Me daba unos temblores muy grandes y me tenía que coger la mano derecha con la izquierda porque temblaba tanto que no aguantaba el pulso". Rescata la escritora la mala experiencia que ha sufrido. Reitera que ella no critica a los especialistas, es más, los alaba en su labor, si no que denuncia cómo funciona el sistema. "Está todo muy automatizado, se pierde un poco lo que es el trato humano".
La abuela de María es parte de su inspiración. Una de las ilustraciones de Duermo mucho es gracias a ella. A lo largo de dos páginas, en una carta que envió a María, le relató lo que le gustaban las chumberas. Así, María lo plasmó en su libro. También le envía recortes de revistas en las que aparecen gatos y le escribe como si fuera uno de ellos. María contesta como si fuese una de las monjas de su colección de fotos antiguas. "He acabado metidisima en el tema de la vertiente femenina del catolicismo". Actualmente se encuentra realizando un nuevo trabajo de esta temática, un santoral feminista. "Hay una santa que es la santa patrona de la salud mental", comenta la autora.
Asegura María que nadie es inmune a sufrir una enfermedad mental. A Manonelles le acaban de reconocer un 45% de discapacidad. No es un hecho para que nadie se compadezca o similares, subraya. "Hay que aceptar los límites que tiene cada uno y saber avanzar con ellos", sentencia la artista.