¿Acabaremos insertando un chip a nuestros pequeños?
Se puede considerar que el sistema transfiere a la tecnología responsabilidades de padres y profesores y se inmiscuye excesivamente en la privacidad de los estudiantes
¿Acabaremos insertando un chip a nuestros pequeños?
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Madrid
Algunos colegios en China están probando con sus alumnos unos uniformes inteligentes que, combinados con un sistema de reconocimiento facial, permiten a los profesores saber en todo momento dónde se encuentran sus alumnos, detectar su absentismo y transmitir la información automáticamente a los padres. Y ya puestos, los chips del uniforme permiten a los alumnos hacer pagos en la escuela y a los profesores, detectar si algún estudiante se duerme en clase.
La polémica parece evidente. Porque mientras unos pueden defender las bondades de un sistema que permite chequear a los niños en todo momento en beneficio de su aprovechamiento académico y de su seguridad, otros pueden considerar que el sistema transfiere a la tecnología responsabilidades de padres y profesores y se inmiscuye excesivamente en la privacidad de los estudiantes. Porque si aceptamos la mayor, ¿dónde pondríamos los límites de una tecnología que nos permitiría ver, y ver lo que ven, nuestros hijos? ¿Y dónde quedaría la responsabilidad de vigilantes y vigilados?