Que todo el país se entere de tus infidelidades (siendo el presidente)

Si eres de los que hoy se están preguntando cómo es posible que tu suegro te regalara una Guía de los Mejores Quesos de España siendo tú vegano, o estás lamentando que tu pareja te sorprendiera con un vale para una sesión de paracaidismo, a ti, que te dan terror las alturas, consuélate pensando en alguien que tuvo un despertar bastante peor el 7 de enero de 1999: Bill Clinton.

Por suerte para el expresidente, en Estados Unidos no se celebra el Día de Reyes. De lo contrario, habría pensado que sus enemigos políticos tenían un sentido del humor especialmente ácido, porque ese fue el día en el que empezaron a juzgarlo en el senado por obstrucción de la justicia en lo que fue conocido como el caso Lewinsky. Bill Clinton había seducido a Monica Lewinsky, una becaria de 22 años, en la Casa Blanca. El juicio se convirtió en un espectáculo mundial con la vida sexual del presidente como protagonista, así como sus mentiras y medias verdades para intentar ocultarla. Si bien es cierto que consiguió evitar que lo echaran de la presidencia, su reputación quedó para siempre asociada a este episodio.

Visto a día de hoy, todo esto palidece en comparación con la cantidad y el tamaño de las mentiras del actual inquilino de la Casa Blanca, que además cuenta con el apoyo de muchos de los que más se escandalizaron por el comportamiento de Clinton.