Sexo navideño, aunque solo sea por eso
Esta navidad puede ser buena...

Getty Images

Madrid
Llegados a estas alturas del mes de diciembre son pocos los que van a poder huir de la que se nos viene encima. Cualquier estrategia que hubieran ideado se estrellará con las buenas intenciones de los demás. No me creo que no vayan a intentar sonreír aunque solo sea de medio lado. No me creo que no les brote. Que cuesta, claro que cuesta. A quién se le ocurre ir al centro comercial dos días antes de la cena de Navidad. Pero están en medio de esa guerra... ríanse. No queda otra. Ríanse de sí mismos que es lo que más cuesta.
Esta navidad puede ser buena...
Durante años ha sido el mes de diciembre el de más relaciones sexuales contabilizadas, los sabemos por el número de preservativos que se venden, como en verano, y porque luego en septiembre es cuando más niños nacen. Eso dicen las estadísticas. Eso dicen los que contabilizan. Al margen de si pueden o no financiar el nacimiento de todos esos cabezones, los animo a que, de verdad, rubriquemos estas fiestas teniendo el sexo que de verdad queremos. Con las personas elegidas. Gozando todo eso que tanto bien nos hace. Aguantemos al cuñado de turno, ¡qué remedio! Asumamos que la abuela vuelva a comprarnos bragas de cuello vuelto. Aceptemos que engordaremos porque no pararemos de comer todo lo que no comemos el resto del año. Desnudémonos cada noche muertos de risa, recordando la cara de sorpresa del tío cuando nuestra sobrina apareció con su novia y nuestra prima con su tercer marido. Encajemos las ganas que tenemos de ser mejores personas y quitémonos las armaduras.
Sé que no tienen por qué hacerme caso… Pero déjenme que les diga que casi prefiero imaginar que lo harán.
Aunque sea única y exclusivamente porque es Navidad.