En este mundo vivimos
Una mujer sola pone a funcionar un algoritmo que dice la probabilidad de que pueda ser asesinada
Entre los privilegios de ser hombre, esos que todavía muchos no solo niegan sino que consideran agravios, está el de la soledad. Nosotros podemos ir solos a cualquier parte, viajar solos y volver a casa solos a la hora que nos dé la gana. Una mujer también. Pero con ella se pone a funcionar el algoritmo. El algoritmo que dice la probabilidad de que puedas ser violada o asesinada. Ese algoritmo funciona con variables: la zona en la que estés, la ropa que lleves, tu actitud, tu forma de caminar, la cercanía de otras personas, sus intenciones. Y algunas de esas variables, socialmente, funcionan como agravantes. Pero no del asesino, sino de la víctima. Por qué ibas sola, por qué a esa hora, por qué con esa ropa, por qué tan poca precaución. Y en este mundo vivimos, y esto es lo que tenemos que cambiar. Para que en el siglo XXI por fin una mujer pueda estar sola sin tener miedo, a las cuatro de la tarde o a las cuatro de la mañana. En el primer mundo, en el segundo y en el tercero. En cualquiera.
Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...