"La literatura puede ser una forma de reapropiarse de aquello que nos han quitado, del tiempo"
No nos queremos bien, así lo retrata el autor en su último trabajo. Cree que el desamor es una batalla de relatos
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Isaac Rosa, junto a Macarena Berlín en los estudios de la Cadena SER / LAURA CORONADO
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Madrid
Una ruptura es algo por lo que todos pasamos en la vida. También es el tema que ilustra Feliz final, del escritor Isaac Rosa. Su último trabajo nos hace partícipes de una historia de amor, contada desde el final hacia el comienzo de la relación. "No nos estamos queriendo bien", dice tajante a Macarena Berlín.
"Esta novela se iba a escribir hacia atrás, invirtiendo la narración y la cronología"
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¿Qué nos está pasando y por qué nos queremos mal? Isaac Rosa siempre parte de un interrogante a la hora de escribir sus trabajos. Feliz final es una novela que deriva en la reflexión. Lo que provoca el libro confirma lo que el autor ya intuía, la sensación de que "todos sentimos y participamos de ese desconcierto con el que vivimos nuestras relaciones hoy". Lo que él mismo denomina como "malestar amoroso".
Una novela valiente y reflexiva. Una historia de amor en la que sus protagonistas, Antonio y Ángela, monologan mostrando las dos caras de una separación. Cuenta Isaac que tenía muy claro de lo que quería escribir desde el inicio, al igual que sabía cómo quería estructurar la novela, invirtiendo la narración y la cronología. "Se tenía que escribir desde la separación hasta llegar al momento inicial, a la primera mirada entre los enamorados". Además, es una obra contada desde punto de vista de los dos personajes principales. "Tenía que ser una alternancia de esas voces que al principio son monólogos y luego terminan dialogando".
Comenta Isaac Rosa que esa manera de contar la historia no era por una búsqueda de originalidad, si no que "quería darle la vuelta a cómo construimos habitualmente la relación de causas y efectos". Relata el autor que hay una metáfora que recorre toda la novela, la excavación arqueológica, "el recuperar una relación cuando se ha roto como quien abre la tierra y excava una fosa. Te vas encontrando las capas que se han ido acumulando y tienes que ir levantando una a una para llegar hasta el principio".
El tema principal es el amor y el desamor. "Creo que el amor es narrativamente siempre un relato. Siempre es algo que contamos, nos contamos y contamos juntos". Lo mismo sucede con la separación, lo que para Isaac Rosa es como una batalla de relatos.
Tocando las heridas de los protagonistas, ve la herida en ambos. "Una de las preocupaciones que tenía es que fuera una novela donde las dos voces tuvieran la misma fuerza y las dos fueran creíbles". Cuenta que en este libro se ha esforzado más literariamente crear la voz de Ángela. Le han sido de gran ayuda la colaboración de interlocutoras que le han contado su forma de ver las relaciones.
El autor mantiene que el fracaso amoroso es también un fracaso social y la vida rápida que actualmente se acostumbra a llevar en los últimos años contribuye a ello. Acuñar la frase "no me da la vida" se ha convertido en alguna de las máximas más escuchadas en el día a día. "Pues si no nos da tiempo para nada, ni para lo más básico de nuestra vida, ni para cuidarnos, ni para satisfacer lo que nos apetezca, tampoco tenemos tiempo para el amor". Sostiene el autor que tenemos que hacer nuestra la vida. "Creo que la literatura puede ser una forma de reapropiarse de aquello que nos han quitado, del tiempo, de tomar las riendas de nuestra vida".
Parece que el amor se convierte en una forma de asignar valor. En el momento en el que dejan de querernos, nos devaluamos y dejamos de creer en él. "Al mismo tiempo que somos unos ateos amorosos, luego nos duele horriblemente".
Feliz final es una novela que se acerca a todas las generaciones de una u otra manera. Como Isaac Rosa recuerda: "El ciclo de vida de una pareja, con las particularidades de cada momento histórico, pasa por las mismas estaciones siempre: ese enamoramiento tremendo y excepcional, la dificultad de aterrizar del enamoramiento y convertirlo en convivencia y esa cuesta abajo en la que van deslizándose, sin darse cuenta, los enamorados, hasta que llega el desamor".