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Sofá Sonoro | ENTREVISTA

Guadalupe Plata busca tocador profesional de botella de anís

La banda jienense edita su quinto álbum, un trabajo en el que muestran su evolución musical tras una década de viaje

Guadalupe Plata presentará este sábado en Madrid su nuevo disco

Fotografía promocional del nuevo álbum de Guadalupe Plata / Carlos Jimeno

Fotografía promocional del nuevo álbum de Guadalupe Plata

Madrid

A los chicos de Guadalupe Plata el éxito les importa una “mierda”. Que su blues cenagoso y oscuro haya calado, premio a disco europeo del año incluido, es algo meramente circunstancial. Un accidente. Ellos, como aseguran, seguirían haciendo lo mismo aunque no les escuchase nadie. Pero de alguna siniestra manera el éxito les ha alcanzado y hace seis años convirtieron la música en su primera ocupación. Ahora, su máxima preocupación es encontrar a alguien que toque la botella de anís en sus conciertos.

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En su quinta entrega, la banda asegura haber “involucionado” dotando al barreño que les acompaña de mayor protagonismo y rebuscando en los sonideros rurales para encontrar elementos que recreen ambientes distintos. “Queríamos reflejar la atmósfera de los pueblos”, explica el cantante Pedro de Dios. “Hemos tenido un poco el síndrome de Phil Spector y una vez hemos tenido las bases grabadas hemos estado buscando elementos que dieran ese sonido que queríamos, de ahí la bandurria o la botella de anís”. Para su nuevo álbum, el trío se ha inspirado en el debut de Dr John, un disco extraño y genial que encaja con el espíritu de Guadalupe Plata. “No queríamos hacer una versión, pero sí indagar en el fondo de ese sonido tan fascinante”, explican.

La banda llegó al estudio con esa idea de fondo, pero con pocas canciones terminadas y más tiempo del habitual. “Muchas cosas han ido surgiendo allí mismo”, admiten. Para ello han vuelto al mismo estudio en el que grabaron su anterior entrega. “Allí nos sentimos como en casa y hay buena relación con Raúl, el técnico”. Aunque la manera de trabajar ha variado, el sonido de la banda ha crecido, aunque sea de un modo accidental. “Las cosas van un poco sobre la marcha, tienes una idea pero luego las cosas se desarrollan por sí mismas”.

Cartel de uno de los primeros conciertos de presentación del nuevo álbum del trío

Cartel de uno de los primeros conciertos de presentación del nuevo álbum del trío / GUADALUPE PLATA

Cartel de uno de los primeros conciertos de presentación del nuevo álbum del trío

Cartel de uno de los primeros conciertos de presentación del nuevo álbum del trío / GUADALUPE PLATA

En ese viaje desde la ciénaga, Guadalupe Plata ha ido dotando a cada entrega de entidad propia, de personalidad, de tal modo que cada disco suena diferente pero encaja como las distintas temporadas de una misma serie. “Tenemos unas bases, unos estilos de canciones que nos permiten viajar sin problemas de caer en la monotonía”, señala De Dios. “Tampoco nos hemos propuesto evolucionar. Son cosas que aparecen de una manera natural, no nos obsesionamos, la evolución por la evolución no tiene sentido”, añade Paco Luis.

Aunque Guadalupe Plata ha crecido, hay cosas que perviven en su escenografía, en su peculiar mundo musical: los animales, esa rata podrida, la serpiente, el perro de vieja. “Serpientes o perros hay de mil categorías y razas. Me gusta mantener una iconografía que esté vigente, nuestro universo propio. Son elementos que están inventados, pero la manera en la que los utilizas te ofrece mucho margen para que cosas que son las mismas resulten diferentes y eso es lo interesante”, explica De Dios.

En estos tiempos de datos, redes sociales y descargas, el trío jienense vive la música de una manera relajada, sin perder la pasión o la idea de que todo esto no deja de ser un pasatiempo. Hacer discos deja de ser un fin y sigue siendo un camino. Y en ese camino, Guadalupe Plata ha dado la espalda a las presiones. “Que el anterior disco fuese bien no es algo que nos haya condicionado a la hora de hacer este”, asegura Carlos Jimeno.

A la par que el viaje del grupo, sus canciones también han mutado. “Si regrabásemos nuestros temas serían muy diferentes”, señala Carlos. “Ya lo hacemos en los directos. Muchas de las canciones las empezamos a tocar de otra manera y luego se quedan así. No renegamos de nada, pero las cosas cambian”, añade. Esos cambios se notan en los temas de esta última entrega. Canciones como ‘Oigo voces’ o ‘Lo mataron’ son pasos en esa dirección hacia delante en un disco que figurará entre lo más acertado de su viaje. “Cuando oyes el disco terminado sabes mejor que ningún crítico si es bueno”, explica Paco. Y este, sin duda, lo es.

Pero aunque el éxito sea algo abstracto y carente de sentido para la banda, lo cierto es que su sonido y sus canciones han encajado en un panorama musical bastante cerrado. ¿Dónde encaja Guadalupe Plata? “En ningún sitio”, apunta Paco. “Quizá en el ruralismo”, añade Carlos. “Supongo que no encajamos en ningún sitio y encajamos en todos”, rematan. Y no les falta razón. En esta década de viaje musical, el trío ha pasado por todos los escenarios, por una docena de países y lugares de lo más diverso. “Hemos tocado en el Primavera Sound y en un puticlub. A nuestros conciertos viene gente de todo tipo y edades, no tenemos un público estandarizado”, bromean. “Eso nos gusta”, remata.

 
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