Huida de la corte portuguesa

Madrid

Los portugueses no daban crédito cuando el 27 de noviembre de 1807 el puerto de Lisboa se llenó de nobleza y alto clero (y toda su servidumbre) camino de Río de Janeiro. Se convirtió en capital del imperio portugués, mientras la metrópoli se quedaba a verlas venir. Sin un duro. Todo se lo habían llevado para sus comodidades en las américas los mandamás. La única nota cómica la pusieron los piojos. Te lo cuenta Nieves Concostrina.