Andalucía, suma de debilidades
Hoy, gobernar es navegar sin rumbo demasiado determinado. Amurados una vez a babor y otra a estribor, según soplen los vientos demoscópicos, que son muy variables, con tripulación insuficiente y los rivales al acecho
Madrid
Los últimos sondeos autorizados difundidos ayer insistían unánimes en el mismo pronóstico sobre las elecciones andaluzas y no creo que el debate televisado de anoche haya cambiado gran cosa. Dicen que ganará el PSOE, que el PP y Ciudadanos se disputará la hegemonía de la derecha pero que no sumaran lo suficiente para desbancar a los socialistas ni siquiera con Vox, que Susana Díaz tendrá que pactar, y tal vez en pactos complejos o incluso alternativos. Esa es la normalidad política actual, la suma de debilidades.
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Quien gana las próximas generales –Sánchez, Casado, Rivera, Iglesias- se encontrará en las mismas, y así hasta nueva orden como no cambien mucho las cosas, que no parece, o nos surjan redentores modelo Trump, que los dioses no permitan. Así que tenemos que actualizar el concepto de gobernar, pero nos cuesta. La imagen de Felipe González o Aznar quedó fijada en el subconsciente colectivo como referencia de autoridad, pero al margen de su peso político su poderío procedía de la mayoría absoluta. Sin ella, Aznar fue un gatito en su primer mandato; sin ella, Felipe González en su último mandato, un sonámbulo. Solo sobreviven soberanías absolutas en algunos municipios.
Hoy, gobernar es navegar sin rumbo demasiado determinado. Amurados una vez a babor y otra a estribor, según soplen los vientos demoscópicos, que son muy variables, con tripulación insuficiente y los rivales al acecho. Por tanto, si los pronósticos se cumplen, Susana Díaz gobernará y seguramente, más que con unos o con otros, con unos y con otros.