La botella medio llena

Hoy ya sabemos que la Unión Europea no era una construcción irreversible. A la espera del voto en el Parlamento británico, ayer se abrió la puerta de salida para uno de los socios más antiguos y con más poder. Se crea el precedente aunque el caos en Reino Unido sirva de vacuna para algunos.

En el lado de la botella medio llena queda la capacidad infinita de negociar hasta llegar a acuerdos que, con todos sus defectos, ha demostrado siempre Bruselas. Hubo acuerdo cuando en tantos momentos se dudó. Incluso con el inesperado tropezón final de Gibraltar. El Gobierno español jugó fuerte pero al final ganó, con una salida simplemente razonable. Porque, en cualquier caso, sobre Gibraltar cambia a partir de ahora una circunstancia muy importante. España llegó en el 1986 a lo que entonces era la Comunidad Económica Europea y Reino Unido ya estaba allí, había ingresado en 1973 y había marcado ya por tanto el terreno de juego comunitario con respecto al Peñón.

Cuando finalmente se consuma el Brexit el próximo mes de marzo -si es que se consuma- España será el único socio comunitario con intereses en Gibraltar y el único que podrá determinar la posición de la Unión Europea. Reino Unido será un país tercero frente a los 27.