Todo es apariencia

Madrid

La realidad que nos rodea es de cartón piedra, todo es apariencia, pero casi nada es sólido. El miércoles el presidente del gobierno aseguraba solemnemente en el congreso que antes de que acabara el año presentaría el proyecto de presupuestos en las cortes. Hoy, su portavoz ha asumido públicamente la hipótesis de que el consejo de ministros renuncie a presentar unas cuentas propias si ve que están llamadas a fracasar. ¿Alguien tiene alguna duda de que lo más probable es que ocurra exactamente eso, que el gobierno decida hacer aquello que hoy confesaba la ministra Celaá, cumplir con su obligación de mantenerse?

La realidad es de cartón piedra y cuando uno la golpea, suena a hueco. Pablo Iglesias sostiene que, sin presupuestos, el gobierno debería convocar elecciones, pero a renglón seguido asume que su partido apoyará los decretos que se presenten y que cumplan con el acuerdo presupuestario bilateral. Así que tiene claro lo que debería ocurrir pero no hará que suceda pese a que podría, porque entre otras cosas, el fracaso de Sánchez sería el fracaso de su propia teoría, aquello de que los números daban que repitió una y otra vez para convencer a Sánchez de que diera el paso. ¿Alguien tiene alguna duda de que, pese a lo que diga en público, lo de Pablo Iglesias es una pose porque es el primer interesado en que no haya elecciones?

Una realidad aparente pero hueca. Los candidatos de PP y PSOE a ocupar las vocalías del consejo del poder judicial han comparecido hoy en el congreso. Como si fuera un coro, todos han insistido en que nadie les ha dicho a quién deben elegir para presidir el poder judicial. Si es así, ¿cuántos de ellos no votarán a Manuel Marchena, cuántos de ellos tendrán un arrebato de dignidad personal e independencia profesional y olvidarán de quién es el dedo que les señaló para votar con criterios exclusivamente técnicos? Dicen que nadie les ha dicho a quién deben votar, pero ¿alguien tiene alguna duda de que ya saben a quién van a votar?