Se llamaba Procopio
El escritor Lorenzo Silva nos traslada esta semana a los siglos V y VI para hablarnos de una historia que mezcla pasado y futuro
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CADENA SER
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Madrid
Se llamaba Procopio, y nació en Cesarea de Palestina, no lejos de la actual Haifa, a principios del siglo V. Tuvo la suerte de acceder en su juventud a una buena biblioteca, en la que leyó con unción los textos de Heródoto y Tucídides, los dos padres griegos de la Historia, empapándose de su estilo hasta el extremo de aprender a escribir en su misma lengua, un griego clásico y sugerente, emocionante y preciso a la vez. La vida le deparó acompañar en sus campañas al general Belisario, que sostuvo la causa de Bizancio contra persas y bárbaros. Supo así de primera mano de las guerras que el general acometió por cuenta del emperador Justiniano, a quien debemos que el derecho romano no se perdiera en la noche de los tiempos, y que reconquistó Roma y Cartago de manos de godos y vándalos. En esas batallas del lejano siglo VI se puso el germen del mapa que estudiamos hoy, y Procopio, que lo vio, lo escribió en una Historia en ocho libros tan exquisita y apasionante como las que sus maestros hicieron de las guerras médicas o la guerra del Peloponeso. Se llamaba Procopio, y nos legó páginas deslumbrantes sobre cómo prevalecen y cómo agonizan los pueblos. Sus libros hoy no los lee nadie, pero deberíamos leerlos todos. Para entender mejor a este animal codicioso al que llamamos hombre, y que sigue cometiendo los mismos errores que llevaron a aquellos hombres a malograr ciudades e imperios.