Casado va a Bruselas a hablar mal de su país

Madrid

Hoy, más que nunca, Bruselas es la capital europea. Por los pasillos de sus instituciones se cruzan las negociaciones del Brexit y de los presupuestos de los países miembros, y por las calles de Bruselas podrían cruzarse Pedro Sánchez y Pablo Casado, que no están allí exactamente por lo mismo.

Sobre el Brexit. Hoy en Bruselas debe decidirse cómo va a ser la relación definitiva entre la Unión Europea y el Reino Unido que se va de Europa, entró de los primeros y es el primero que la deja, aunque la fórmula de la salida ni está clara ni se sabe de sus consecuencias. De momento deja una profunda herida en la política británica con una primera ministra que hace serios equilibrios para mantenerse en Downing Street, aunque a última hora logró sofocar la revuelta entre los tories.

Y en cuestiones más domésticas tenemos en Bruselas a nuestros presupuestos, defendidos por Pedro Sánchez y atacados por Pablo Casado que aprovecha su presencia en la reunión del Partido Popular Europeo para explicar a quien quiera escucharle, entre ellos la canciller alemana Angela Merkel, que los números que presenta Sánchez nos llevan a todos a la ruina.

El más patriota de todos, el que cuelga banderas en el balcón y va gritando por ahí "Viva el rey" se va a Bruselas a hablar mal de su país, porque lo que va a hacer Casado en Bruselas no es una crítica a unos presupuestos, es una crítica a una fórmula que, con sus sombras y lagunas, que las tiene, pretende revertir o, al menos, empezar a hacerlo, el daño que las políticas de austeridad, que tan férreamente defendió el PP, han hecho entre la gente. Y la gente son los españoles, esos de los que Casado tanto habla.

Alguien debería decirle a Casado que puede acabar haciendo más el ridículo, todavía, si Bruselas, más preocupada por Italia que por España, no le da a los presupuestos españoles el revolcón que él desearía.

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