Libertad tras los barrotes
Cada semana, el escritor comparte con nosotros un ensayo sobre la literatura y la vida, si es que son cosas diferentes
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CADENA SER
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Madrid
Esta es una historia real y tiene otro dueño y otro protagonista. A quien les habla tan solo se le permite contarla, lo que ya me parece privilegio suficiente.
Lorenzo Silva: Si esto es un libro
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Conocí al hombre en prisión. Los dos estábamos dentro, por tanto, pero yo solo durante unas horas, para entrevistarle. Mientras que él llevaba encerrado más de la mitad de sus días y casi toda su vida adulta.
Hablamos de muchas cosas, de sus malos pasos y de sus esfuerzos por enderezarlos, sin acertar a conseguirlo. De las malas cartas que a veces reparte la vida y de cómo, al jugarlas, podemos hacerlas mejores o aún peores de lo que son.
Fue una conversación sincera y honda. A él no le escuchaba por aquel entonces mucha gente, o nadie, y yo tenía la sensación de que su historia tenía un valor especial, que iba más allá de su caso y de sus tropiezos. Al final, y antes de despedirnos, le agradecí su buena disposición y le pregunté si podía hacer algo por él. Me dijo, sonriente: "Mándame un libro. Tuyo, o de quien sea". Y añadió: "Yo estoy vivo porque hay libros, si no, con tantos años de encierro, ya habría acabado con todo". Sostuve su mirada. No exageraba.
Ese fue el día en que supe que los libros también pueden salvarte la vida, literalmente. Hace casi 20 años. Él ya no está. Tampoco importa su nombre, en otro tiempo muy conocido. Queda su testimonio de libertad tras los barrotes, a lomos de un puñado de páginas.