Una de cal y otra de arena
En Brasil, ha ganado las elecciones el ultraderechista Bolsonaro. Pero en Rumanía, la población le ha dado absolutamente la espalda al referéndum para vetar los matrimonios entre personas del mismo sexo
El ultraderechista Jair Bolsonaro ha triunfado en la primera vuelta de las presidenciales en Brasil. Ha conseguido el 46%, de los votos, casi la mitad, pero sólo casi. Así que tendrá que ir a la segunda vuelta el 28 de octubre.
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El país más poblado y más grande de Latinoamérica, el que fue la guía de la democracia y la nueva política tras la época de las dictaduras, Brasil, ha votado masivamente al ultra Jair Bolsonaro. Un ex militar, nostálgico de la mano dura, con un discurso machista y homófobo. Bolsonaro hablaba esta madrugada de lo que todos los populistas: "un solo pueblo, una sola bandera y un solo corazón".
Pero hoy también tenemos un frenazo a los postulados ultras. Y mucho más cerca, en Rumanía, la población le ha dado absolutamente la espalda al referéndum que pretendía una reforma constitucional para vetar los matrimonios entre personas del mismo sexo. Han tenido una participación tan irrisoria que la consulta no es válida. Los rumanos no se han tragado una campaña llena de las exageraciones y la desinformación que arrastran ya en todo el mundo las convocatorias a las urnas. Un alivio para los rumanos y para el resto de Europa.
La ultraderecha y sus postulados crecen aquí y allá, allá y aquí -no hay más que ver el acto de VOX ayer de Vistalegre en Madrid-, pero por fortuna, en general, aquí es muy minoritario. Sólo el 1'4 por ciento de los españoles, según el CIS, están dispuestos a votarlos. El peligro real es que, en la disputa por el voto, les marcan el paso a los partidos de la derecha tradicional. Ese es el peligro y PP y Ciudadanos tienen la enorme responsabilidad de no dejarse arrastrar.