Resetear contraseñas sexuales
Ya no quiero llegar hasta donde otros llegan.

Getty Images

Madrid
En mi trabajo tengo que cambiar de contraseña para entra en el ordenador unas tres o cuatro veces al año. Necesito resetear la antigua, eliminarla de mi disco duro mental y recordar una nueva para poder acceder a todo mi organigrama. Guiones, escaletas, agenda de teléfonos y acceso a internet. Sin esa clave no soy la que tengo que ser cuando estoy trabajando, cuando investigo, cuando me relaciono. Esto ocurre en la mayoría de las empresas. Es probable que a usted, que me escucha ahora, también le pase. Lo que no sé es si se siente tan inútil como me siento yo cuando soy consciente de mi incapacidad para memorizar combinaciones de letras y números. Cada vez que cambio esa contraseña me distingo, pocos días después, sentada frente al ordenador reprochándome a mí misma no saber qué escribir para tener acceso a mi propia vida. A mi alrededor, un montón de personas con recursos nemotécnicos para idear todas las contraseñas que haga falta. Las considero mucho más hábiles que yo en algo tan simple como elegir una contraseña que puedan recordar.
No quedó otra que aprender a solventar mis propias limitaciones. Acepté que no podría memorizar contraseñas una detrás de otra, pero que si no las elegía demasiado complicadas, si cada vez añadía un elemento diferenciador, uno realmente simple, hasta yo podría recordarla. Idéntico truco he decidido seguir en mi vida sexual. Ya no quiero llegar hasta donde otros llegan. Ya no necesito estar por encima de nadie. Ni conocer tanto, ni saber tanto, ni siquiera tengo por qué saber de la práctica sexual de la que me hablan. Lo que tengo que hacer es estar dispuesta a hacerlo más sencillo. Necesito aprender cómo son esas relaciones sexuales en las que no entran mis parámetros. Quiero escuchar cómo podría llegar a vivir mi sexualidad si no siguiera mis propios principios. Quiero no necesitar apuntar las claves de mi contraseña emotiva para permitirme el lujo de averiguar.
Necesito que me ayudes a que la vida y el sexo sean magníficos contigo, pero también conmigo dentro. ¿Lo intentamos?