Un año de #MeToo: sí se puede
El movimiento #MeToo ha mutado y ya no es sólo acerca del abuso sexual, sino de otros abusos de poder sobre las mujeres. Qué otra cosa es, si no, la brecha salarial o la bajísima representación femenina en las cúpulas empresariales
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Un año de #MeToo: sí se puede
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Madrid
Esta semana se cumple un año de las revelaciones periodísticas sobre la doble vida de un poderoso productor de Hollywood: de día hacía grandes películas, y por la tarde violaba o abusaba de las actrices. El caso Harvey Weinstein, que pronto irá a juicio, desencadenó el movimiento #MeToo. Desde entonces, miles de mujeres en todo el mundo han decidido dejar de culpabilizarse, superar la vergüenza y afrontar el terror a que nadie las crea. Se han quitado la mordaza, y han señalado a sus acosadores.
El movimiento #MeToo ha mutado y ya no es sólo acerca del abuso sexual, sino de otros abusos de poder sobre las mujeres. Qué otra cosa es, si no, la brecha salarial o la bajísima representación femenina en las cúpulas empresariales. En California, sede de multinacionales como Google, Apple, Facebook o Netflix, acaba de aprobarse una ley que obliga a las compañías cotizadas a que haya mujeres en sus consejos de administración. Tienen un plazo máximo de tres años y si no cumplen, habrá multas. En España, donde en vez de obligación es una recomendación, avanzamos, sí, pero a paso de tortuga. Mirando de reojo lo que está ocurriendo en California, en Noruega o en Francia, la vicepresidenta Carmen Calvo anunció ayer que el gobierno quiere tramitar de urgencia la nueva ley de igualdad. Si las autorregulaciones no funcionan, habrá que regular. Time´s up! Ha llegado el momento.