Cómo Frank Sinatra acabó con la segregación racial en Las Vegas
El músico consiguió que los artistas afroamericanos pudiesen alojarse en los hoteles de la ciudad y entrar en los casinos derribando las barreras raciales de los años sesenta
Madrid
Nunca ha habido en la música un artista más poderoso que Frank Sinatra. En Las Vegas, el cantante se convirtió en un jefe a la sombra, en una enorme influencia. Sinatra llevó la música al desierto y puso a la ciudad de Nevada en el mapa como un destino musical capaz de atraer a los grandes nombres de la música.
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En Las Vegas, Sinatra aumentó su leyenda y lo hizo de la mano de dos músicos claves en su carrera: Count Basie y Quincy Jones. “Un día de 1964 sonó el teléfono”, recuerda el productor en el documental ‘Quincy’. “Soy Frank Sinatra, me gusta lo que Count Basie y tú hicísteis y quiero que compongas y arregles mi próximo disco”, señaló el cantante.
Aquella llamada cambió la carrera de Jones. “Frank marcó un antes y un después en mi carrera y en mi vida”. Pero nada fue fácil. Sinatra puso a prueba al productor. Acostumbrado a trabajar con hombres mucho más mayores que Jones, el cantante no tardó en percatarse de que estaba ante un talento a la altura del suyo “Si le pedía cambios se iba a una mesa a diez metros y lo arreglaba todo sobre la marcha. Eso me dejó de piedra”, comentaba Sinatra en una entrevista de la época.
Jones tenía 29 años entonces y entró en el círculo de confianza de Sinatra. “Frank era de mi estilo, un tipo hecho y derecho y un músico excepcional”. En aquellos años, la mano del productor y arreglista redefinió el sonido de Sinatra y los discos que hicieron juntos son obras mayúsculas. “El dinamismo de Quincy cambió mis siguientes grabaciones, la orquesta sonaba con un brío diferente con Jones al frente”, asegura Sinatra en una entrevista recuperada para el documental de Netflix.
Junto a Sinatra, Jones descubrió un nuevo mundo lleno de lujos y famosos donde todo era posible. “Fue una época alucinante”, rememora Jones. Pero el viaje de ambos músicos estaba destinado a terminar en el terreno de Frank: en Las Vegas, una ciudad que era territorio hostil en aquellos años. Controlada por la mafia, los negros no eran bienvenidos en la ciudad del vicio. “Ningún negro en sus cabales iría solo a ninguno de esos casinos”, recuerda Jones.
Las Vegas aceptaba a los afroamericanos mientras fuesen cantantes y estuviesen sobre el escenario. Sammy Davis Jr o Harry Belafonte eran estrellas en Las Vegas, pero tenían que comer en la cocina. Tampoco podían entrar en los casinos y mucho menos alojarse en los hoteles. Para dormir tenían que ir a las afueras de la ciudad a los hospedajes para negros.
Aquella separación racial duró lo que tardó Frank en alzar la voz y cuando Sinatra hablaba la gente escuchaba. “La intolerancia es un mal espantoso, es terrible. Empecé a quejarme por ello. Les dije a los dueños de los casinos que si mis amigos tenían que vivir en la otra punta de la ciudad podían prescindir de mí”, amenazó Sinatra. “Y de pronto todo cambió, no sabría decir lo que pasó”.
“Frank acabó con todo eso él solo, dijo que iba a solucionarlo y lo hizo”, recuerda Jones en el documental que recorrer su vida. Aquel gesto de Sinatra muestra el poder que tenía en Las Vegas y sus maneras. “En todos los años que trabajamos juntos nunca hubo un contrato de por medio, solo un apretón de manos”, señala el productor, que siempre tuvo un amistad especial con Sinatra. Jones entró en su círculo próximo de Frank y permaneció allí hasta la muerte del cantante, aunque la vida llevó sus carreras por caminos diferentes. “Trabajar con Basie y Quincy ha sido lo más emocionante que he hecho nunca desde que me dedico a esto”, llegó a decir Sinatra que supo entender el talento del joven Jones y la necesidad de eliminar las barreras raciales que marcaban las relaciones entre los músicos en aquellos EEUU segregados.