Adiós, Aznavour
Adiós, Aznavour
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Madrid
Jacques Brel era el desgarro de los amores perdidos, la voz bronca a la que el francés le daba el romanticismo roto de Rimbaud. Ne me quittes pas nos ha servido para asegurarnos de que el amor no se diluya entre la tempestad del olvido. Charles Aznavour impuso una voz suave que marcó la canción francesa con la cadencia de las aguas de Venecia. Su himno veneciano expuso una vida de postales desvaídas a las que él abrazaba hasta el último suspiro. La música convierte la soledad en una compañía.