Matar a Dios

Cuando era muy pequeño, tan pequeño que éste es el primer recuerdo de mi vida, vi una película en casa de mis abuelos. Y en esa película dos hombres forcejeaban con una pistola hasta que se les disparaba con ella apuntando al cielo. Entonces se quedaban callados, se quedaban callados ellos en la película y nosotros en el salón. Había pasado algo tremendo. Yo era muy niño pero lo que creía era que habían matado a Dios, y por eso aquel silencio. Tardé algunos años en comprender que los dos pistoleros se quedaban en shock simplemente porque se había disparado la última bala. Tardé muchos años más en comprender que cuando la justicia te procesa por haber matado a Dios, lo que está haciendo en realidad esa justicia es desperdiciar balas