O sea, que manda el Senado

Vamos a ver si somos capaces de explicar a la pata la llana el enfrentamiento entre el Gobierno, el Senado y esa Mesa del Congreso que preside Ana Pastor, la guardiana implacable del PP, siempre dispuesta a que no pase ni una de la izquierda, que si no se para el balón, se para al atacante, como saben los futboleros. ¿Con zancadillas o patadas groseras? Con lo que haga falta, que hay que obedecer a quien manda, que no es otro que el inquilino de Génova, sea quien sea el que ocupa el sillón. La cosa es que el Gobierno legítimo quiere hacer un presupuesto expansivo, para poder invertir en gastos sociales, pero el Senado, esa Cámara que nunca ha servido para nada, pero en la que tiene mayoría el PP, se niega a dar el visto bueno. El PSOE, entonces, busca una triquiñuela, utilizada mil veces con anterioridad por el PP, pero ahora la presidenta de las Cortes, con unos remilgos sobrevenidos, cierra el paso al Gobierno. O sea, por si hasta ahora este Ojo no se ha explicado con claridad: quien manda en este país no es el Gobierno, sino el Senado, que saltándose cualquier lógica, incluso cualquier migaja de dignidad, utiliza su rodillo para impedir gobernar a quien representa el deseo mayoritario de la ciudadanía. Juego sucio. Y las explicaciones, burdas maniobras de leguleyos.