Abran hueco, por favor

Inicio de temporada, y qué temporada la que nos espera, con mirada hacia atrás y hacia adelante. Acierta el reciente y precario gobierno Sánchez con la exhumación de Franco -¿por qué honores a un dictador repugnante?- y también lo haría con desenterrar cunetas, pero yerra con la inútil Comisión de la Verdad, disparate que solo conduce a la melancolía. Por delante, Cataluña, Cataluña y Cataluña. Presupuestos, claro, reforma laboral o ley mordaza, también, pero Cataluña. Lo primero es lo primero: ¿Hay solución con Puigdemont , Torra y tutti cuanti, amarrados al mástil independentista, como náufragos sin puerto en el horizonte? Y segundo, ¿es necesario que Junqueras y los demás políticos catalanes sigan encarcelados después de diez meses en el trullo? Desbrozar el camino ayudaría a que las voces más equilibradas de por allá -¿por qué esta mudo Iceta, por ejemplo?- pudieran gritar alto y claro que todavía hay solución. Mientras, ahí anda atropellada la derecha, con Casado y sus másteres en clara guerra tribal con el pimpollo Rivera, frenéticos ambos en una extravagante carrera hacia la derecha más derecha, propinándose codazos y empellones sin cuento. Y llegados hasta aquí, este vetusto Ojo se pregunta: si los dos se pelean por ocupar el extremo, ¿para qué sirve Ciudadanos? ¿No eran ellos los centristas modernos, finos de cintura, ligeros de ideología, esa antigualla que a nadie interesa?