Pecado de odio
Madrid
El Papa ha declarado fuera el catecismo la pena de muerte. Es una lección de solidaridad, la máxima expresión el perdón al que Dios insta a los cristianos. Un compromiso que apela a los Estados que mantienen activo en el hombre el deseo de venganza. Ahora habría que instar a Francisco a que lleve al catecismo el pecado de odio, que asalta sin piedad las relaciones de los hombres en estos tiempos en que vuelve la xenofobia a ser el motor de la intransigencia y la burla de los inmigrantes que tocan a nuestras puertas.