The National: el principio del cuento
La banda de Cincinnati edita ese mes el concierto de Bruselas en el que conmemoraron el décimo aniversario de Boxer, el primer gran álbum de su exitosa trayectoria
Madrid
El tiempo suele ser la respuesta a todas las preguntas, la cura a todas las ansiedades que nos sacuden cada lunes gris. El tiempo ha sido también el mejor aliado de The National, el elemento que ha ido elevando a una banda de inicios tristes y trayectoria sólida que ha tardado quince años en llegar a lo más alto de la lista de éxitos. “Nunca nos medimos en función de la cantidad de gente que venía a los conciertos o compraba los discos, nos fijábamos en lo mucho que nos gustaba lo que estábamos haciendo”, explicaba Matt Berninger, cantante y compositor de la banda, a Sofá Sonoro. Pero lo cierto es que el camino se hizo demasiado largo. Tal vez no para la banda, pero sí para quienes vislumbraron la magia de su sonido oscuro desde sus primeras entregas.
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Uno de los primeros puntos de inflexión en la historia de The National fue la edición, en 2007, de Boxer, un álbum que dio una nueva dimensión a la banda tras el tardío impacto de Alligator, un disco que no triunfó en su día pero que fue creciendo, como el propio grupo, alejado de los focos. Boxer fue la primera victoria de aquella banda que tocaba en salas medio vacías y que seguía empeñada en creer, en seguir.
A finales de 2007 el álbum cumplió diez años y The National se regaló una noche de nostalgia tocando el disco íntegro y en orden en un concierto en Bruselas que ahora ha llegado a las tiendas para felicidad de todos los que se enamoraron de aquel disco, de su ironía, de su angustia mal gestionada, de su melancólica tristeza.
El paso del tiempo ha jugado a favor del grupo, y aunque ha descontextualizado algunas de las composiciones, también ha reafirmado a Boxer como uno de los grandes álbumes de estos primeros años del siglo. Y eso, solo eso, ya justifica la existencia de este guiño al pasado de la banda, de ese grupo que supo esperar su momento sin perder la fe a sabiendas de que con temas como Fake empire, Start a war o Squarlor Victoria encontrarían su espacio, su público, la manera de entrar en la vida de la gente. Boxer: Live in Brussels es algo humilde y poco pretencioso, un cumpleaños en el jardín con la familia cercana.