Aquel muchacho agredecido
Madrid
Cuando era un joven seleccionado del fútbol nacional, Luis Enrique era un muchacho que quería comerse el mundo y al que los contrarios quisieron derribar incluso a trompadas. Entonces yo era editor y tuve la ocurrencia de mandar libros a los concentrados, que esperaban un partido trascendental ya olvidado. De todos aquellos futbolistas el único que agradeció los libros fue Luis Enrique. Como no es habitual que la gente agradezca nunca olvidé el gesto. Me alegra que al frente del combinado nacional esté ahora aquel muchacho que agradeció que le enviara lectura para concentrarse.