Complicidad sexual
Nos identificamos el uno al otro, la una a la otra, sabiendo de antemano que ya tenemos en común las ganas de juntarnos

Getty Images

Madrid
Un momento, una clave, una unión, un algo que sucede sin que te lo esperes, que hace que te quedes mirando a una cara, hasta entonces desconocida, y admitas que te gustaría que esa persona se metiera en tu cama. Tengo todos los artilugios para garantizarme un buen polvo cada vez que lo quiero. Aplicaciones en el móvil que geolocalizan a mis futuros amantes. Redes sociales en las que casi dejo la hilera de guijarros para que sigan mi rastro. Puedo asegurarme la carne fresca casi con toda probabilidad pero a todos y cada uno de mis amantes, quiero quererlos de verdad. Se menosprecia la sexualidad que se salga de un modelo más que manido, un prototipo de amor que ya hemos reventado. Hemos pasado de la intimidad siempre a solas a exhibir las mismas ganas de conectar aunque sea en este garito infecto, en esta fiesta de plumas y lentejuelas, en este cuarto oscuro. Nos identificamos el uno al otro, la una a la otra, sabiendo de antemano que ya tenemos en común las ganas de juntarnos. Dejamos claro que vinimos a esto, así que reconozcámoslo si queremos algo más. Sentir el roce de unas manos por primera vez, la verga desconocida que cuando entra explota, los huecos que cuando los profanas, los conquistas. Un sexo sin compromiso pero con amor. Aunque sea fortuito. Aunque sea mínimo. Poniendo en esas sábanas todas nuestras ganas, nuestra complicidad y nuestro deseo, a pesar de que lo mismo no volvemos a vernos.
Todos mis amantes merecen mi respeto. Y mi complicidad. Y quién sabe si no merecerán también mi amor. Déjenme descubrirlo arriesgando a quererlos un poco más. Para enamorarme si hace falta y echarlos de menos cuando se vayan. Para recurrir a su recuerdo cuando a solas, rememore cada uno de sus besos.
Hay polvos que pasan a la posteridad aunque se pergeñaran como anecdóticos. El sexo que amo solo depende de la intimidad que seamos capaces de alimentar. Ojalá quieras probar.