Llevar el Orgullo a casa

Madrid

Yo escribo habitualmente mucho del Orgullo, y lo hago además desde una óptica privilegiada, que es la óptica que tenemos los periodistas que cubrimos esta fiesta en Madrid. Y llevamos, yo el primero, muchos años celebrando el gigantesco cambio que ha ocurrido en la sociedad española. Soy vecino de Chueca. Soy vecino del barrio más libre y más orgulloso de España. Pero yo no soy madrileño, yo soy gallego. Dentro de una hora cojo un avión para mi tierra. Madrid es la ciudad más grande de España pero no es España. Cuando hoy llegue a Pontevedra voy a ver a una o dos parejas del mismo sexo de la mano, con suerte. Cuando llegue a Sanxenxo no voy a ver nadie, nunca he visto a nadie. No tienen nada que ver los vecinos ni la ciudad ni el pueblo, simplemente nos hemos cegado con Madrid y creemos que Madrid resume España, y España aún es otra cosa. Yo estoy muy orgulloso de lo que significa Madrid en el mundo: no me canso de contarlo y de escribirlo, y que se saquen de en medio banderas, himnos, conquistas e imperios: cada uno está orgulloso de lo que quiere, y yo estoy orgulloso de esta ciudad por estos motivos. Y creo también que es el momento de que el Orgullo vaya a dónde hace más falta, y se convierta no en la herramienta centralizadora habitual sino en una vía de escape en muchos lugares. Hay que acabar con el discurso de: si quieres ser libre vete a Madrid, si quieres vivir libremente tu sexualidad vete a Madrid. Hay que imponer el discurso de poder ser libre sin moverte de casa.