Vándalos grafiteros

Madrid

En los últimos tiempos, el graffiti se ha convertido en una actividad que va acompañada del uso frecuente de la violencia. Hoy se ha producido la primera movilización de los trabajadores del metro, Renfe y ferrocarriles de la Generalitat en Cataluña para pedir seguridad y protección. Se han presentado frente al ayuntamiento exigiendo a la administración que haga algo.

Sergi Caballero, periodista en Barcelona, relata que "las agresiones son recurrentes. Se registran cada día dos ataques vandálicos en el metro de Barcelona, y cada semana los trabajadores denuncian tres agresiones".

Caballero asegura lo siguiente: "Los grafiteros disfrutan con los retos y los obstáculos que se encuentran. Buscan adrenalina, y ven arte en lo que hacen". Nos cuenta que "la espiral de violencia se ha ido recrudeciendo. Empezaron rompiendo puertas y ventanas para poder acceder a las estaciones, y han acabado destrozando mobiliario y encarándose con los trabajadores". Antonio, un trabajador del metro, respalda esta idea: "vienen agresivos con palos y terminan agrediéndonos. Nos apedrean". 

Ricardo Ortega, responsable de seguridad del metro, que participa también en el observatorio de civismo en el transporte ferroviario, declara que no es un problema exclusivo de Barcelona: "Es algo compartido con otras ciudades españolas, con países europeos y a nivel internacional en otros continentes".

Asegura que los grafiteros "están organizados grupalmente, tienen un gran manejo de las redes sociales y gracias a ellas pueden exhibir con mayor potencial todas sus acciones".

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Entre las motivos que les mueven, habla del ego y la adrenalina: ''Normalmente no hay ninguna reivindicación de ningún tipo: sólo la exaltación de su identidad". Además, cuenta que "ellos se van creciendo porque se retroalimentan en su adrenalina".

Al hablar sobre la vertiente artística que se le supone a esta actividad, Sergi Caballero es tajante: "Esto no es arte, es vandalismo. Hay muchísimo arte clandestino, porque por naturaleza es clandestino, pero no implica violencia.  En el momento en el que empieza la violencia, ni es arte ni es nada".

Y Ricardo añade: ''Es absolutamente inaceptable que personas que van a trabajar en un medio de transporte público tengan que aceptar que por una supuesta expresión artística vivan esas demostraciones de inseguridad".

Ambos están de acuerdo en usar el lenguaje con mucho cuidado: no quieren crear polémica poniendo al mismo nivel el arte del graffiti con la violencia presente últimamente.

De hecho, Ricardo Ortega declara: "Podemos hablar de grafiteros pero esto es otra cosa. Nosotros lo llamamos 'vándalos".

Sergi Caballero termina confiando en la justicia: "En la calificación del delito puede estar un poco la clave. La juez decana de Barcelona se reunirá la próxima semana con el ayuntamiento y empresas, buscando cómo gestionar el  problema. La justicia también admitiendo que esto está saliéndose de madre",