La buena salud de Dios
El aborto y la eutanasia se han castigado durante años bajo una perspectiva religiosa que se refugiaba en la protección de intereses divinos para justificar el sufrimiento humano
Mi historia gallega favorita es la del cura que está en el lecho de muerte, rodeado por sus vecinos y, en la agonía, sus últimas palabras son: "Todo era mentira". A mí me gustaría saber cómo hubiera sido España y la política española de haber tenido un cura así en cada parroquia. Y en especial qué hubiera sido de los derechos sociales que se han ido conquistando como si estuviésemos arrancando una muela durante siglos. Las dos decisiones más íntimas y privadas, más soberanas, que tiene una persona sobre su cuerpo, han estado en el Código Penal. Las dos, el aborto y la eutanasia, la vida y la muerte, se han castigado durante años bajo una perspectiva religiosa interesada que se refugiaba en la protección de la vida para justificar el sufrimiento. Yo creo que atender la voluntad de enfermos incurables o personas con discapacidad grave y crónica es atender a un principio humano y reconocer que ese principio humano está por encima del religioso, es decir: que la razón está por encima de la superstición. Y me gusta y aplaudo que el candidato más joven y más renovador a dirigir el PP, Pablo Casado, crea que éste debate divide la sociedad, porque tiene razón: claro que divide la sociedad. La divide entre los que velan por la salud de las personas y los que velan por la salud de Dios.

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...