Vidas sexuales con tara
El editorial de Celia Blanco en 'Contigo Dentro'
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Getty Images
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Madrid
Los miembros de esa manada que encerraron en un portal a una mujer para penetrarla anal, vaginal y bucalmente han pasado ya 2 años entre rejas. Esta noche, mientras yo les deseo buenas noches, estarán en su casa, imagino que tranquilitos, contentos de que en este país las penas por hacer lo que hicieron salga tan barato. Las mujeres somos de segunda categoría para la judicatura de este país. Y no solo para los jueces. El colegio de Abogados de Oviedo ni siquiera quiere incluir en su nomenclatura a las abogadas. Esta semana votaron si en vez de Colegio de Abogados cambiaban ese nombre por el de Colegio de la Abogacía y los señoros machistas prefirieren que ellas sigan de florero. Cada vez que me encuentro con un señor acojonado por que las hembras destaquemos lo más mínimo, no me cabe la menor duda de que su vida sexual tiene alguna tara. Fíjense si algunos vienen con el defecto de fábrica, que uno de los letrados de este ilustre colegio ha gritado en redes sociales lo incómodo que resulta guardarle respeto a sus compañeras. Alfredo García López denuncia que el clitoriarcado de la abogacía exije ser hembra para poder triunfar. Como buen cobarde, borró su dicurso en cuanto le empezaron a caer las primeras collejas. No destacan precisamente por su valentía, un machista ya sabemos que ni siquiera es un buen hombre.
Estos machotes están por todas partes. En Irán han dejado de retransmitir el Mundial de Fútbol porque, al celebrarse en Rusia, las mujeres acudían a los estadios. Verlas felices y libres en todos los televisores del país ha cortocircuitado a los machos iraníes. Claro que España no es Irán, pero hay señores que, como los iraníes, nos quieren invisibles, sometidas y supeditadas. Hay jueces que no consideran violación que te penetren por todos tus agujeros mientras tú estás agazapada, con los ojos cerrados, llorando sin poder articular palabra.
A ver quién tiene el valor de decirnos que un abogado que menosprecia a sus compañeras de profesión nos respeta más que esos iraníes con leyes que lapidan a hembras adúlteras. A ver quién se atreve a creer que nos quedaremos calladas, quietas y serenas mientras la judicatura no sea educada con perspectiva de género. Mientras con cualquier otra agresión, la policía aconseja no resistirse.. si te violan y no tratas de evitarlo, poniendo en riesgo tu propia vida, puede que los jueces consideren que ultrajarte... No es para tanto.
Hemos salido a la calle a ocupar el espacio que nos corresponde, no el que ustedes, deciden que disfrutemos. Y ojo, señores, porque vamos a pelear muy duro hasta que no sea lo que tenemos entre las piernas lo que nos proteja. Ustedes verán si quieren echarnos este pulso.