Ojalá mi maridito se anime a regalarme este trío
Compartimos cama con otras personas, incluyéndolas en nuestras sábanas para disfrutarnos deseándonos
Madrid
Habían salido bien todos los intentos, habíamos disfrutado y nos habíamos amado mucho más de lo que pensamos. Porque cada vez que transgredimos nuestras propias normas en la cama, nos descolocamos un poquito. Llevábamos más de cinco años juntos, teníamos un proyecto de vida en común y abrimos las sábanas de nuestra cama. Las veces que fuimos tres siempre fuimos dos mujeres y él. Como si el único trío posible pasara por el doble de feminidad, por el doble de estrógenos, sexo femenino al cuadrado que, así, sin mucho más detalle, me resulta apetecible siempre...
Pero ahora quiero cambiar. Ahora no, hace tiempo. Quiero que la próxima vez que seamos tres, entre en nuestra cama el doble de testosterona, el doble de manos grandes con dedos inmensos, un buen par de lenguas buscando mis recovecos. Para que entienda que el tres lo forman dos que descubren a uno que no quieren dejar aparte, que no quieren que se vaya dejándolos a solas. Ya elegirá el recién llegado hasta dónde quiere llegar conmigo y con quien me acompañe. Ya calibrará quien esté en mi cama si quiere participar con el nuevo que venga a galvanizarme. Porque lo único que pretendo llenando mi cama de novedades es disfrutar del manjar que supone sentirme terriblemente deseada por ambos.
Para que me beséis a la vez.
Para que me acariciéis.
Para que mientras uno me penetre, el otro tiente a la suerte de encontrarle los tres pies al gato. De buscar aún más. De no descansar. De querer recorrer todo mi cuerpo no vaya a ser que quede un solo rincón por explorar.
Ojalá mi maridito se anime a regalarme este trío.
Ojalá mi amante quiera sumarse.
Ojalá los dos en mi cama amándome.
