Las leyes migratorias de Trump son inhumanas

Madrid

No creo que no haya nadie que al escuchar esto no se le encoja el corazón.

Es un grupo de niños pequeños separados de sus padres en la frontera de Estados Unidos. Tan pequeños que ningún padre ni ninguna madre les dejarían solos. Juntos cruzan la frontera de manera irregular, pero al pisar suelo norteamericano se encuentran con la política migratoria de Donald Trump que ordena procesar a todos los adultos que entren en el país de manera irregular y llevarse a los niños y las niñas que entren con ellos.

Se calcula que desde el mes de abril más de 2.300 niños han sido separados de sus padres y están recluidos, en condiciones infrahumanas, en almacenes o tiendas de campaña habilitadas para ello.

Son niños de 3, 4, 6 años que llaman desesperadamente a su mamá o a su papá, que están completamente solos, en un país extraño encerrados como en un campo de concentración. Y el autor de esta brutalidad tiene un nombre, se llama Donald Trump, presidente de los Estados Unidos de América. Y la pregunta es: ¿Nadie va a hacer nada?

¿Nadie va a denunciarle, a exigir que cese con estas prácticas tan crueles? La presunta preocupación mundial por la migración no dispone de tiempo para negociaciones o consensos. Hay casos que son urgentes y este es uno de ellos. Ningún otro niño debe ser separado de sus padres y hay que utilizar todas las herramientas posibles para impedirlo, legales o políticas. Nadie debería volver a estrechar la mano que firmó una orden tan cruel. Las leyes migratorias de Trump son inhumanas y ningún demócrata debería quedarse callado ante ellas.

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