350 metros desde mi dormitorio hasta sus camas
El editorial de Celia Blanco en 'Contigo Dentro'
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Getty Images
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Madrid
Tengo la suerte de prestar atención a la vida que pueda cruzarme por estas calles que tanto me pateo. Me congratula ver la diversidad que hay en los trescientos cincuenta metros que separan mi dormitorio de estos estudios de la Cadena SER. Me fijo en cómo caminamos, a quién nos pegamos y qué olemos de cada uno de los que pasan cerca. Si veo a dos que se paran cada treinta pasos para comerse la boca, rozarse la curva y aferrarse al chasis, me va a dar igual cómo quieran denominarlo, pero para mí que esos dos se tienen ganas.
Me gusta que lo muestren entre risas con nocturnidad y alevosía.
Igual que me encanta saludar a Coral. Aunque me comenta que le ha dolido leer en twitter que una lesbiana no podría enamorarse de ella. O eso ha dicho una de esas radicales que la considera un hombre. Su chica, María, la ha besado y casi ha gritado que Coral es la reencarnación de la diosa Castalia, la que accedía a las almas femeninas encerradas en cuerpos masculinos. Pueden adorarla en el Museo del Louvre, donde espero que vayan todas estas, si son tan valientes, a decirle que no es deseable.
También me cruzo con varias prostitutas cuando vengo por la noche. Mi radio de acción es el de ellas. Gladys me da dos besos y un abrazo cada vez que nos cruzamos. Las que tienen chulos no aguantan la mirada ni cuando se ponen el precio de la mamada. Alguien debería explicar por qué sabemos que tienen chulos y seguimos sin ampararlas. Aunque claro, en Guadahortuna, Granada, tres hijos han perdido a su madre porque el padre disparó ayer contra ella. Hoy, es la víctima número 22 del 2018. Hace 9 días mataron a la anterior. Ni dos semanas estamos sin muerta. 450 denuncias al día por violencia machista, datos del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Poder Judicial. Esta última muerta no había puesto denuncia. Aún así, cada dos por tres se separaba de su marido evitando las peleas.
La educación es la base de la vida. Y atravesaré las cuatro calles que separan mi cama de la de ustedes, por obra y gracia de estas buenas noches para decirles que, sean como sean, amen como amen y aunque les moleste a unos cuantos... Vengo cada madrugada de lunes a insistirles en que la vida y el sexo son infinitamente mejores Contigo Dentro.