Hablar por hablar
Madrid
A lo largo de estos seis años, desde el juicio al yerno de los reyes, se ha dicho en la prensa y en la política que la justicia no se atrevería a mandar a la cárcel a Iñaki Urdagarín. Se esperaría ahora de políticos, de periodistas, de tertulianos y de clientes de bares que expresaran en público su arrepentimiento ante tales adivinanzas. Una de las peores fallas de esta profesión de periodista es hablar por hablar, que ahora tiene su infausto lugar también en el ejercicio descuidado de la política. Urdangarín va a la cárcel, y muchos tendrían que ir a la cárcel de papel.