Lista de obviedades
Josep Ramoneda reflexiona sobre la moción de censura a Rajoy y la formación de gobierno en Italia
Barcelona
A toda prisa. Ana Pastor pone fecha a la moción de censura del PSOE: esta misma semana. Se sospecha que el PP considera que hay pocas posibilidades de que prospere y quiere que este cáliz pase lo más rápido posible para volver al plan de resistencia e intentar llegar a las municipales. Pero si Sánchez pierde, la disputa sobre la sostenibilidad de Rajoy no habrá terminado. Ciudadanos no puede perder perfil y pasará al ataque. Y el carrusel de juicios de la corrupción del PP seguirá alimentando el fuego. Hasta que Rajoy asuma lo evidente: que, por interés de todos, no puede seguir.
Lista de obviedades: Después de la primera sentencia del caso Gürtel el PP no tiene autoridad para seguir gobernando España. Rajoy tuvo la oportunidad de salvar su dignidad si hubiera renunciado al cargo anticipándose a los movimientos de sus adversarios. Alguien tenía que poner en marcha los mecanismos para forzar la sustitución del presidente y Pedro Sánchez lo ha hecho. En el hipotético caso que Sánchez se saliera con la suya lo haría sobre una mayoría sumamente precaria desde la que sería imposible afrontar los cambios necesarios para enderezar la crisis política española. En democracia, las elecciones son la vía ordinaria cuando se impone la necesidad de reemplazar a los que gobiernan. El problema es que nadie quiere elecciones porque todos temen que se las lleve Ciudadanos. Y que el remedio sea peor que la enfermedad. Pero por higiene democrática hay que echar a Rajoy. Y después ya se pelearán con su sustituto.
Otro primer ministro italiano, sin pasar por las urnas. Otra paracaidista de los organismos económicos internacionales. El presidente Sergio Matarella encarga a Carlo Cottarelli, un policía del FMI, la formación de gobierno, sin mayoría parlamentaria posible. Y lo llaman democracia. Será que ahora consiste en repetir las elecciones tantas veces como sea necesario hasta que los ciudadanos voten lo que las elites económicas quieren. Mejor decir las cosas por su nombre: autoritarismo postdemocrático.