La enfermedad de los himnos
Madrid
Con los himnos hay que tener prudencia, como con las banderas. Se han de escuchar en ocasiones especiales y no deben ser ni obligatorios ni exclusivos. Si esta cursilería sigue tratarán de hacerlos obligatorios en las escuelas y hasta en los bares. Una vez, comenzada la Transición, me obligaron a cantar un himno en un bar del barrio de Salamanca de Madrid y ahí me vacuné contra la enfermedad de los himnos y contra la cursilería de cantarlos para decir que eres más patriota que nadie.