Agur ETA
ETA fue siempre un anacronismo, pero un anacronismo que hizo mucho daño. Y no queremos que hoy le robe el protagonismo a las personas que han sufrido sus disparos, sus bombas, su amenaza y su extorsión.
Bilbao
Desde el Instituto Vasco de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos hemos venido a decir agur ETA. Aunque en realidad ese adiós se lo dimos ya en octubre de 2011, cuando anunció que dejaba de matar. Esa era su única relevancia, la que le daban las pistolas y aquel día aceptó la derrota. De entonces a hoy han pasado 7 años y las sucesivas puestas en escena hasta su disolución este viernes 4 de mayo responden más a una necesidad suya que a la necesidad del resto de la sociedad vasca y española.
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La de hoy es la definitiva, la disolución en un acto que tienen previsto en Francia. En realidad responde a una necesidad suya de revestir de parafernalia autojustificativa la evidencia trágica de que todo el daño que han hecho no sirvió para nada. No hay tribunal de Justicia que condene a una pena mayor que esa evidencia con la que cargarán el resto de sus vidas.
ETA se disuelve. Agur, ETA. Hoy toca empezar a escribir la historia buscando la verdad. Y hoy toca, sí, seguir mirando hacia adelante, como ya hace desde hace mucho tiempo la sociedad vasca y como saben bien los políticos que más cerca han sentido el dolor, la opresión de los años del plomo y el alivio ciudadano cuando la banda dejó de matar.
Esta democracia de la que tanto renegamos venció al golpismo en el 81 y ha vencido ahora a ETA. Ha sido posible hacer las dos cosas. Y a pesar de todos sus problemas, sale fortalecida de la rendición de la banda para afrontar los retos que tiene por delante. ETA fue siempre un anacronismo, pero un anacronismo que hizo mucho daño. Y no queremos que hoy le robe el protagonismo a las personas que han sufrido sus disparos, sus bombas, su amenaza y su extorsión.