Freya Ridings, la nueva joya británica: "Es un orgullo que me comparen con Adele"

Madrid

“Reconozco que soy una chica impaciente”, admite Freya Ridings mientras mira el té verde que ha pedido y sostiene una manzana. Ridings no tuvo paciencia para aprender a leer música ni tampoco para grabar en un estudio sus primeras canciones. “Por eso mis dos primeros discos fueron grabados en directo, me gusta la energía de tocar delante de público, pero también por poder tenerlos antes entre mis manos”, explica sonriendo. También era tímida, reconoce, al menos en el colegio, pero se quitó la timidez cantando, como ha hecho todo en su vida. La joven promesa inglesa confiesa que lo pasó mal durante aquellos años. “Los chicos se metían conmigo porque era muy alta y pelirroja y yo solía esconderme. En el colegio cogía la comida y para que me dejaran en paz me iba a la sala de música donde estaba tranquila”, relata.

Las cosas cambiaron en la vida de Freya cuando a los once años se presentó a una fiesta de micro abierto en su colegio. “Todos tenían 16 o 17 años pero como era muy alta nadie pensó que fuese mucho más pequeña”, explica. Allí, sobre el escenario, descubrió que eso es lo que quería hacer el resto de su vida. La pasión musical de Ridings viene de familia. “Mi padre siempre ha cantado y en mi casa se escuchaba mucha música. De hecho mi padre tocaba sus propias canciones así que de niña pensé que eso era la música, tocar tus canciones. Y empecé a hacer las mías”, explica antes de dar el primer mordisco a esa manzana que lleva rato sujetando.

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Tras intentar sin éxito que aprendiese a leer música, sus padres se dieron por vencidos y dejaron que Freya siguiese su propio camino y ese camino apuntó al prestigioso Brit School, la academia por la que también pasaron Amy Winehouse, Adele o Leona Lewis. “Mis padres hicieron un gran esfuerzo para que pudiese estudiar allí, incluso nos mudamos de casa para que pudiese estar más cerca de la escuela”, explica poniéndose seria. Sea por haber estudiado en la misma escuela o por tener una voz de enorme fuerza, las comparaciones con Adele no tardaron en llegar. “Es un orgullo enorme que me comparen con ella o con Florence, he seguido mucho sus carreras y me encantaría tener una trayectoria y una libertad como la que han tenido”, apunta recuperando la jovialidad.

Lo cierto es que algo en la voz de Freya remite a las artistas que le han influido, cuando canta tiene fuerza, pero también personalidad y matices que sabe encajar con la melancolía del piano. Su música apunta alto y si las cosas siguen un proceso lógico Ridings no tardará en convertirse en una estrella en medio mundo.

Tras el éxito de sus dos primeros álbumes, Ridings se ha propuesto hacer un ejercicio de paciencia y grabar su tercer disco en un estudio, un álbum que se espera para otoño y que podría ser su consagración internacional. “No tengo ni he tenido prisas en mi carrera, quiero hacer las cosas a mi manera y hacerlas bien. Estoy aprendiendo a ser más paciente”, apunta mientras toca el vaso del té para ver si ya se ha enfriado. “Ves, antes me lo hubiera tomado ardiendo”, bromea.